FCB 0 – 0 RM: La clásica falta de un nueve

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Al Madrid le falta un nueve, entendido como un goleador y no como un dorsal, y mientras siga poniéndose la venda en los ojos le seguirá pasando lo que le pasó en Barcelona, o antes en Valencia. Los de Zidane tuvieron algunos tramos de partido en los que avasallaron a su adversario, pero si no hay quien las enchufe, pues pasa lo pasa. 0-0, con un par de penaltis escamoteados a Varane en dos minutos de la primera parte y la sensación al final de que los pulmones no aguantaban y de que el empate no era tan malo.

El partido fue una exhibición de un futbolista que ha sido insultado, vilipendiado y casi masacrado. Se llama Carlos Henrique y se apellida Casemiro y en el Camp Nou dictó una clase magistral, controlando absolutamente todo el tránsito de camiones pesados por el centro del campo. El brasileño siempre está en el sitio exacto, llegando con el timing exacto y sabiendo siempre exactamente lo que hacer. Casemiro marca la línea de presión del Real Madrid, y como tiene siete pulmones y no se queda jamás sin bofe, la vida de sus compañeros es mucho más sencilla. Más aún si el adversario prescinde de Busquets, presuntamente por un virus estomacal.

Al compás de Casemiro, que es el de un arma de asedio constante, Valverde cuajó un partido fantástico, también, en un territorio hostil de verdad. Al uruguayo se le comienzan a adivinar demasiados gestitos sobre el campo, algo que denota que se está endiosando y que merece un capón, pero sabe lo que se hace en cada momento. Tanto es así que en el primer equipo del Real Madrid intenta el disparo, algo que cuando militaba en el Castilla era un milagro. Con Kroos manteniendo su buena línea de partidos anteriores, aunque un par de pérdidas del alemán permitieron un par de ocasiones del Barcelona durante la segunda parte, el Madrid vivió permanentemente sobre la frontal del área de Ter Stegen. Aunque sin gol. La sempiterna falta de gol. No hay un delantero rematador amenazante, un Cristiano Ronaldo. Y así el rival vive más tranquilo, porque Isco, otro que jugó fenomenal, tiene menos gol que un central y Bale no rompió a jugar hasta justo el momento en que el partido se rompió, a falta de veinte minutos para el final.

El Madrid también acuso las extraordinarias limitaciones ofensivas de Mendy. El francés es un portento físico y defiende sobrado por su velocidad y resistencia, algo que además le permite llegar continuamente a posiciones de ataque. Pero golpea al balón como un niño de seis años a un balón Nivea, arquea la espalda, mete el pie muy debajo del balón, aprieta los puños y los dientes y le salen unos melones con un arco tan alto que son regalos para los defensas. Si es que el pelotazo bombeado cae cerca de alguien, cosa que no suele ser demasiado habitual. ¡Cuánto se echó de menos a Marcelo!

El partido estuvo marcado por dos penaltis cometidos sobre Varane en dos minutos, el 18 y el 20. Una entrada de Lenglet que le dejó una notoria marca en el muslo derecho y un agarrón de Rakitic. Las repeticiones demostraron que las dos jugadas eran penalti, pero el VAR no debía tener sintonizada la frecuencia necesaria, tal vez estuvieran con un documental de La2. Luego, eso sí, recuperaron la frecuncia para anular un gol a Bale por un fuera de juego por centímetros de Mendy. Era dudosísimo y fueron las líneas las que sacaron de dudas, pero visto cómo se tiran las rayas lo mejor sería dejar a Pocholo al frente del VOR en Las Rozas.

Total, que empate. Messi estuvo absolutamente desaparecido (salvo en un remate que Ramos sacó bajo palos, el mismo Ramos al que Piqué le había hecho lo mismo en el primer tiempo), el Barcelona fue incapaz de controlar el tiempo de juego hasta que el físico madridista se vino abajo en el tramo final y los dos grandes del fútbol español decidieron que esto de ganar LaLiga no iba a decidirse en el Camp Nou… El Barcelona porque su rival fue superior y el Madrid, porque acusó su clásica falta de un nueve.